Descripción
Probablemente escuchar sea, de entre todas nuestras capacidades sensoriales, la más traicionera. Mientras que el conjunto de cosas que podemos ver y tocar se nos presenta como una certeza, como algo presente sobre lo que configuramos nuestra realidad, el sonido es algo efímero, transitorio y pasajero, una reminiscencia de algo lejano. Adentrarse en un bosque es enfrentarse a esta incertidumbre, dialogar con un conjunto de sonidos que nos perturban debido al desconocimiento del origen de su fuente emisora. Esta inmersión hacia lo desconocido es el punto de partida de la composición coreográfica y musical de "El Bosque": un viaje sensorial que nos invita a perdernos dentro de él, creando un mundo misterioso, vivo y enérgico, luminoso a veces, y oscuro otras, claro y nublado, terrorífico y maravilloso, dualidades que se difuminan y entremezclan cuando entramos en él.