Sobre el proyecto
Mi relación con la danza fue de amor a primera vista. Desde que descubrí el poder de transmisión que posee el cuerpo en movimiento, entendí que la danza me coloca en un estado de verdad, de honestidad con lo que una es, con lo que una hace.
Desde siempre he estado enamorada de la danza española, con toda la riqueza de sus cuatro vertientes: flamenco, danza estilizada, escuela bolera y folkore, pero también de la libertad de movimiento y la conceptualidad que me ofrece la danza contemporánea.
Tardé tiempo en darme cuenta de que no eran amores contradictorios, que no era necesario elegir, que simplemente podrían convivir y crear mi propia manera de entender el movimiento. Llegar a esta conclusión, inevitablemente me obligó a iniciar un camino de búsqueda, por el que aún sigo transitando.
No hablo de fusión de estilos, pero sí de convivencia, de interrelación, de retroalimentación, de complementarse y de darse el contrapunto.